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¿Ahora nos amenaza el Sol?

Escribe: Beatriz Esquivel.-

Realmente no; el “extraño” comportamiento del Sol no provocará heladas, terremotos o erupciones.

A pesar de que una infinidad de medios han asegurado que el Sol está en una fase que provocará heladas, terremotos, erupciones volcánicas y todo tipo de cataclismos, debemos decirte que todo es una mentira y no tiene sustento científico.

Cultura Colectiva habló con Américo González Esparza, jefe del Laboratorio Nacional de Clima Espacial de la UNAM (Lance), para desmentir estas fake news que sólo alarman a las personas con desinformación y provocan una bola de nieve de pánico especialmente en un momento difícil para el mundo. 

Bajo la premisa de una “Fase de encierro” que involucra muy poca actividad solar, se ha reportado que pronto la Tierra será víctima del astro en un fenómeno que siglos atrás ya había provocado bajas temperaturas, en una suerte de mini era glaciar. Pero lo que muchos han fallado en apuntar es que no existe ningún respaldo científico y se trata de una mentira.

La mentira de la fase de encierro o las heladas por la actividad solar

González Esparza explica que el Sol siempre se ha prestado a muchas cosas y es que a través de la historia diversas culturas han hecho de esta estrella una deidad, especialmente a partir de la noción que el Sol provee de la energía que sustenta la vida, visto como un protector contra la oscuridad —en particular en tiempos en los que ante la falta de energía eléctrica el ser humano era mucho más vulnerable durante este periodo del día— a nociones mucho más místicas o supersticiosas que derivaron en complejos rituales en honor al Sol.

“Ahora en esta era moderna que vivimos y la era de las fake news y las pseudociencias, al Sol siempre se le quieren achacar cosas como que tiene que ver con temblores, con el cambio climático, con huracanes y muchas de estas noticias que se empiezan a divulgar a través de las redes sociales. Son sacadas de contexto de alguna declaración de algún investigador o especialista, o inclusive de algún investigador sin mucho profesionalismo tratando de dar una nota muy sensacionalista; hace una declaración que luego se tergiversa y empieza a generar mucho ruido en las redes sociales”.

Y es que este fenómeno, contrario al que han difundido contra el Sol es repetitivo, en más de una ocasión una declaración es tomada y modificada como si se tratara de un teléfono descompuesto, pero con la gravedad de que a veces de manera inadvertida y otras con gran intención, se difunde información completamente falsa o bajo argumentos que lo son. 

“En concreto, de la nota que apareció hablando de un mínimo solar muy intenso que tenía muy intrigados a los científicos y que posiblemente pudiera augurar que viene una bajada en el nivel de radiación que vamos a recibir del Sol y que esto podría provocar una época glacial o provocar sismos o la explosión de volcanes, no tiene absolutamente nada de cierto. El Sol está en una etapa completamente normal dentro de su ciclo, está en su mínimo. De hecho, es el momento en el que más quieto está. Por eso no hemos escuchado del Sol hace varios meses, porque ha estado prácticamente dormido y va a continuar dormido un par de años más; esto es absolutamente normal, es parte de su ciclo”.

Los ciclos del Sol

El experto también explicó para Cultura Colectiva cómo el Sol atraviesa por distintos ciclos de actividad mínima y máxima cada 11 años, que nunca son iguales. “El Sol tiene un ciclo que dura aproximadamente 11 años y pasa de un estado de mucha quietud y muy poca actividad —como lo tenemos ahorita— […] a tener mucha actividad y tener muchas manchas en su superficie”. 

Este ciclo lo ha mantenido a lo largo de los 5 mil millones de años de antigüedad que la estrella tiene y no hay indicativo de que esto cambie. Estos periodos suelen ser medidos a través de la aparición de las manchas solares, por lo que éstas son directamente proporcionales a la actividad solar. Es decir, “cuando el Sol tiene muchas manchas y está cerca de su máximo, decimos que el Sol está en el máximo del ciclo, en ese momento es cuando más explosiones ocurren”. Mientras que en los periodos de menor actividad solar, se dice que el Sol está dormido, de cierta forma. Este periodo suele ser de gran valor para los investigadores y estudiosos del astro y los efectos de su actividad sobre la Tierra, dado que les da la oportunidad perfecta para poder desarrollar modelos, observaciones, instrumentos y todo el conocimiento necesario para prepararse para los períodos de actividad máxima, que estiman que volverá a ocurrir entre el 2024 y 2025. 

El mínimo de Dalton y Maunder 

En algunos reportajes el mínimo de Dalton ha sido referido como un antecedente y muestra de lo que podría ocurrir en este momento, aunque ha quedado claro que actualmente esto no pasará. 

El mínimo de Dalton y Maunder fueron dos momentos en la historia de la humanidad, el primero durante el siglo XVIII y segundo en el XVII, en el que el Sol tuvo muy pocas manchas y hubo mínimos con muy poca intensidad. El resultado fue una ligera disminución en la temperatura, provocando inviernos más intensos. Incluso González Esparza al explicar refiere a una pintura del Río Támesis (en Inglaterra) totalmente congelado.

Sin embargo, estos dos momentos en la historia fueron resultado de ciclos atípicos del Sol y aunque los investigadores han intentado predecir con exactitud cuando estos ciclos con muy pocas manchas ocurrirán, lo cierto es que como ocurre con los temblores, aún no tenemos la manera de predecirlos.

En cambio, en un intento de acercarnos más a lo que verdaderamente podría pasar, los científicos han unido esfuerzos para crear los modelos que actualmente son los más aceptados por la comunidad científica como el trabajo que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) ha hecho. Del mismo modo, ellos estiman que los siguientes ciclos serán bastante regulares.

No hay de qué preocuparse

Al encontrarnos en un momento de poca actividad solar, los investigadores tienen pocas preocupaciones sobre lo que puede suceder. En cambio, este periodo permite que todos los científicos se preparen, por ejemplo en el Laboratorio Nacional de Clima Espacial se han ocupado en: “desarrollar toda una red de instrumentos que midan los efectos de las tormentas solares sobre todo el territorio nacional, establecer colaboraciones con el Instituto Federal de Telecomunicaciones,  con la Comisión Federal de Electricidad, con el CENAPRED para desarrollar protocolos de investigación y de reacción ante las posibles afectaciones de las tormentas solares a sistemas tecnológicos”.  

Del mismo modo, la importancia del Laboratorio radica en precisamente monitorear la actividad solar y sus efectos no sólo sobre la Tierra sino el territorio nacional, en particular en cómo pueden afectar sistemas tecnológicos que son indispensables para la sociedad. En ese sentido desde el Laboratorio han creado el Servicio del Laboratorio Nacional de Clima Espacial UNAM (SCiESMEX) que semanalmente lazan reportes sobre la actividad solar y que siempre puedes consultar a través de sus redes sociales. 

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