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Cuba, un enorme y pestilente basurero

Escribe: Ricardo Santiago.-

Cuba fue un país maravilloso hasta que llego el comunismo/socialista y lo destruyó. Ese modelo lo quiere imponer la izquierda en Colombia.-

¡Hasta cuándo cubanos! Yo no me explico cómo Raúl Castro, Mariela Castro, el testaferro idiota Díaz Canel, la dictadura castrista, sus militantes oportunistas, sus concubinas lloronas y sus ciber-cederistas aguerridos y mal recompensados, tienen la cara tan dura, el descaro de defender, de justificar y de mantener a un régimen que ha convertido a un país entero en un basurero pestilente y a su pueblo en tristes fantasmas marcando en descomunales colas para comprar cualquier “cosa”.

Digo esto porque todo ser “pensante” que se respete, que tenga un poquito de sentido común, de dignidad, de principios y algo de decencia en su alma, andaría con un cartucho puesto en la cabeza, un palo metido en el c… como castigo por su desidia, suplicando perdón de rodillas, sí, así como lo digo, porque por culpa de sus malas acciones, de su ambición, de su ineptitud, de su insuficiencia, de su incompetencia, de su intolerancia y de sus mariconadas, otros hombres, muchísimos seres cubanos, soportamos un cruel castigo, arrastramos la más pesada “hoz” y estamos condenados a padecer la peor miseria, física y espiritual, que puede soportar un mortal en esta bendita tierra “azul”.

Es inconcebible que un grupúsculo de criminales, apoyados por imbéciles de todo tipo, mantengan por tanto tiempo a un régimen que, a todas luces, es un cadáver putrefacto apestando la vida de tantos seres humanos.

En el caso de Cuba, después del 1 de enero de 1959, Fidel Castro se empachó de poder, se robó para siempre la administración del Estado, engañó y manipuló al pueblo e impuso a los seres cubanos una dictadura que, según él, era del proletariado pero que a la larga la historia demostró que era solo suya y de su familia.

Y hablando de dictaduras, es cierto que la de Batista fue una de ellas, es verdad, pero: ¡Cuánta diferencia para el desarrollo económico de nuestro país entre las dictaduras del General Fulgencio Batista y la de los castro!

Fidel Castro se llenó la boca de decir, entre miles de sandeces, que la historia lo iba a absolver y que esto y que lo otro. Yo he dicho muchas veces que la historia no absuelve a nadie, que lo hacen los pueblos cuando uno se gana el respeto por lo que hace en beneficio de los demás.

Al cambolo de Santa Ifigenia la historia ha demostrado que de absolución nada, que la cantidad de mierda que ese fulanejo tiene sobre sus hombros da más para sepultarlo eternamente bajo su propia hediondez que para que sus seguidores continúen exhibiendo sus porquerías como si todo el daño que le causó a Cuba fuera cosa de coser y cantar.

Pero lo más terrible, lo más cruel de toda esta tristísima historia, es que el General de la pamela persiste en mantener la desvergüenza y la desfachatez del castrismo en un primer plano. Este hombrecillo insulso, anodino y sin historias viriles, se empeña en el descaro compulsivo de su antecesor y extiende en el “tiempo y en el espacio”, con su cara de ancianita ama de casa, apoyado y compulsado por sus hijitos del alma, una verdadera estirpe de parásitos, chulampines, vividores y corruptos, esa maldita revolución del desastre que tanto dolor, sufrimiento y vidas, sobre todo vidas, le ha costado al pueblo de Cuba.

Dice mi amiga la cínica que el mejor ejemplo de desacato moral, de indecencia y de falta de respeto, es esa tal Mariela Castro, una tipa que representa lo tremendamente dañino que resulta la mescolanza entre vulgaridad e hijeputa por la destrucción que le causa a un pueblo cuando, descaradamente, se manejan los “hilos del poder”.

Hay que ser muy asesino, y muy fascista, para pararse a decir que la revolución del picadillo es lo mejor que existe cuando el país está físicamente destruido, la infraestructura económica brilla por su ausencia, la producción ni hablar, los “besos” fueron todos robados y el pueblo, el cubano de infantería, el cubano humilde y sencillo, sufre la peor tragedia cotidiana a la que se pueden enfrentar los seres humanos.

Por eso yo siempre digo que es posible que la historia tampoco absuelva a Fulgencio Batista y a su dictadura, es posible, pero de lo que sí estoy seguro es que los Castro, el castrismo y todos sus cómplices colgantes de “Babilonia”, se están encargando, con las atrocidades que cometen día tras día, que los sepultemos para siempre al grito evolucionario de: ¡ahorquen a la “china” y a sus “chinitos”!

Esa pobreza, ese estado miserable y ruin, esa pérdida de la libertad y el pensamiento es lo que debemos evitar, rechazando de raíz cualquier acción del criminal socialismo/comunista, representado en los movimientos y partidos de izquierda.

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