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De la pandemia y las ayudas ficticias

Escribe: Luis Hernando Granada C.

El Covid-19 se toma el planeta.-

Antaño decían los abuelos: “Si vas a ayudar a alguien, háganlo cuando ese alguien lo necesite, pero háganlo de corazón y con amor”… Los pastores por su parte, hoy dicen: “Que tu mano derecha no se entere lo que hace la izquierda”.

Sin embargo, frente a la primera reflexión, la sabiduría de los abuelos era infinita, mientras que la astucia y corrupción de los pastores no tiene límites. Al decir, “que tu mano derecha no se entere lo que hace la izquierda” lo que quieren es ocultar que a todos y cada uno de los miembros de una familia le aplican el diezmo, pero no debían contarlo a nadie.

Pero bueno, no voy a hablar de pastores, proverbios o reflexiones. El tema está basado en las ayudas ficticias a causa de la pandemia en que nos sumergieron los chinos comunistas. Y como no todo es malo, vale la pena analizar que el primer ejemplo de bondad, generosidad y solidaridad lo dio don Arturo Calle, el dueño de la fábrica de los mejores trajes confeccionados en Colombia. Don Arturo cerró sus fábricas, pero le siguió pagando a sus trabajadores común y corriente y sin condiciones futuras. Otro gran ejemplo fue el de Terpel, empresa que en sus estaciones gasolineras le regalaba el desayuno a los transportadores, mientras Texaco, Esso y otras empresas, permanecían en silencio y sin bajarle el precio a la gasolina a pesar del decreto del gobierno.

La Policía de Tránsito de Bogotá recibió de parte de algunos conductores, donaciones que ellos mismos, fuera de su horario de trabajo, los entregaron en barrios humildes, mientras que en varios sitios de la ciudad, conocí por ejemplo el caso de una familia que mandó a preparar 100 tamales, compró leche y pan suficiente y fueron a repartirlos en varios barrios humildes de la ciudad. Jamás le exigieron a los beneficiarios, ni fotos, ni huella digital ni firma a la vista.

Y obviamente hay muchos casos de verdadera solidaridad, de generosidad y entrega de corazón, pero detallarlos sería imposible. Además, que para no salirme del contexto del titular, el objetivo es hablar de las ayudas ficticias:

Banqueros y políticos, los más criminales

Como una gran ironía, debo decir lo que muchos saben: Los banqueros obtuvieron durante el año anterior, utilidades superiores a los 42 billones (con B) de pesos, lo que quiere decir que los banqueros y los político se sostienen gracias al pueblo, a la sangre que diariamente le succionan, pero mientras muchos deportistas, trabajadores del común y gente humilde comparte lo que Dios les da, ellos lo reparten con los pobres mientras los bancos nos hablaban de “alivios”, de frenar las deudas, de refinanciación de los créditos. Qué tristeza; esos tales “alivios”, –como decía el comandante Chucky Santos–, “no existe”.

Los bancos dicen que ya abrieron nuevas líneas de crédito. Esto podría ser posible gracias a que el Estado les inyectó una gran suma de dinero, pero cuando el pequeño empresario o el trabajador independiente busca esa ayuda, le salen con cuentos chinos e impedimentos que pocos pueden neutralizar, lo cual quiere decir que estos créditos serán para los grandes empresarios, tal como está sucediendo con las ficticias ayudas a los pequeños agricultores que están viendo como sus cosechas se pierden.

Otro sector criminal es el que integran congresistas y funcionarios públicos con ingresos mensuales superiores a los 30 millones de pesos, pero aun así, en el caso del Congreso, estos se reunieron para decirle no a la propuesta de Duque y de otros sectores políticos. Algunos lanzaron al aire unas monedas para “los pobres”, pero igual, al aire lanzaron, a través de las redes su populismo haciendo alarde de grandeza.

El Vaticano mafioso

Para nadie es un secreto que el Papa Francisco es comunista y que el Banco del Vaticano acumula en sus arcas incalculables sumas de dinero provenientes de la mafia transnacional comunista/socialista, pero aun así, más allá de una Eucaristía y una bendición, el Vaticano no pasará, a sabiendas que esto no es de palabras sino de acciones y ayudas realmente efectivas. La oración sirve, es efectiva, pero cuando es directa y no a través de un tercero como han querido venderla los pastores, que incluso le han sugeridos a sus borregos, aumentar el diezmo para recibir la neutralización del virus.

Otros casos que muestran la mezquindad y el poder de las ayudas ficticias, está representado en las acciones de las grandes superficies. La Fundación Olímpica convocó a hacer donaciones a sus clientes y a particulares mientras los productos en sus tiendas son más costosos que en un supermercado popular. ¿Quién vigila el monto de esas donaciones y su rumbo final?… ¿Quién está vigilando la pésima calidad de los productos de algunas grandes superficies que están incluyendo en los mercados que le venden a los ingenuos donantes, productos ya vencidos, sobre etiquetados en su fecha de nacimiento y ya consumidos por el gorgojo y otros insectos?… El pan tajado es tan viejo que en muchos casos ya tiene moho; las conservas, los enlatados y muchos otros productos, ya se convierten en un peligro para la salud de quien los consuma… ¿Quién vigila la “donación voluntarios de los 20, 50 o 100 pesos que algunos almacenes no devuelven, pero que a su vez registran como donaciones para evadir o rebajar de esta forma sus impuestos?

¿Y qué pasa con las empresas de servicios públicos?

Parece que manejan e mismo libreto apoyados por la Superintendencia de Servicios Públicos. Principalmente las empresas de energía en todo el país, parece que están facturando a dedo, pescando en río revuelto, pero siempre incrementando las tarifas hasta en un 300%. Y las disculpas son las mismas: el cambio climático, el sobre costo del kilovatio, porque inclusive hay empresas que como Celsia en Ibagué, no produce energía sino que la compran para revenderla a altos precios y con el silencio cómplice de alcaldes y concejales de cada municipio. En menor proporción pero siempre con trampas y ayudas ficticias, se encuentran las empresas de acueducto, gas y telefonía móvil, estas últimas ofreciendo lo que no pueden porque el espectro así lo impide.

Pero ahí vamos, con la pandemia, con los abusos de los acaparadores, con el auge de los prestamistas gota-gota y el incremento del reparto y consumo de alucinógenos a través de delincuentes disfrazados de médicos y enfermeras, que burlando una autoridad que no profundiza las requisas, ahora lo entregan a domicilio. Ahí vamos con la pandemia y el populismo político, mientras a hurtadillas o se roban las donaciones o se convierten en cómplices de sus funcionarios. Ahí vamos con la pandemia y el despilfarro del dinero oficial pagando grandes sumas de dinero a pasquines y revistas para publicitar una imagen que no tienen algunos gobernantes.

Y ahí seguiremos; en el gobierno de Chucky Santos, ciertas entidades oficiales alteraron las cifras de los censos para poner a votar a los muertos en procura de su reelección. Gracias a eso y a la parsimonia de algunos funcionarios que no se tomaron el trabajo de actualizar dichos censos, ni el del Departamento Administrativo Nacional de Embustes (léase DANE) ni el del Sisben, miles de muertos han venido recibiendo mercados.

Y mientras todos estos desmanes se presenta, ahora el pueblo, con la liberación de algunas restricciones, tendrá que elegir entre dejarse contagiar saliendo a la calle a “rebuscarse”, o seguir encerrados y morirse de hambre. Igual esa es la idea de la China comunista, crear un virus para acabar con una gran cantidad de población a nivel mundial. De todas maneras, ahora hasta la muerte es “Made In China”.

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