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Las Notas de Óscar Gutiérrez

De Cultura Ciudadana, medio escrito, presentado y dirigido por el veterano Óscar Gutiérrez, siempre extractamos lo mejor de su contenido, sin ocultar la importancia de sus otras notas. Esta vez de su edición No. 049:

Una lectura diferente sobre el Covid-19

Escribe: Gilberto Lesmes.-

Las pandemias son fenómenos naturales que se dan periódicamente y que deberían servirnos para aprender de ellas que no hay enemigo pequeño y que Dios dijo “Ayúdate que yo te ayudaré”.

El Covid-19 ha puesto en evidencia la fragilidad del organismo humano y de la economía mundial, la dimensión de nuestra pobreza integral y la incapacidad de los gobiernos para resolver estos problemas. Así mismo, ha demostrado que la actividad del rebusque es anormal y se ha convertido en un lastre que frena el desarrollo. Ha servido para conocer a los verdaderos amigos. ¡Y esto sí que es importante! Así como a quienes decían ser nuestros amigos. Ha puesto a prueba nuestra capacidad de asimilación, de resistencia, de tolerancia y de adaptabilidad a los episodios que estamos viviendo.

Esta pandemia ha servido para poner en evidencia facetas y actitudes del ser humano, ya sea para mostrar su solidaridad, respeto, amor y tolerancia o para aprovechar las circunstancias y hurtar descaradamente las ayudas humanitarias que tanta gente necesita y, en algunos casos, descargar en seres inocentes su ira y su incapacidad de adaptarse a la cuarentena. También nos ha enseñado el valor de la convivencia y nos ha dado la oportunidad de compartir en familia con nuestros hijos, nietos y allegados. También ha permitido apreciar la otra cara de la moneda: La capacidad del ser humano, a través del ingenio, hasta para hacer humor y proyectar optimismo en momentos tan difíciles y coercitivos como el actual aislamiento preventivo obligatorio.

Para concluir, digamos que, según el budismo: “La actual pandemia está elevando el nivel de conciencia, de respeto y de responsabilidad humana para con el prójimo y en general para con nuestro planeta”.

Se requiere entonces, desarrollar procesos más justos y herramientas de amor, como aceptación, valoración, solidaridad y adaptación a las leyes de la naturaleza que Dios ha puesto a nuestra disposición, para que, con inteligencia, tolerancia, disciplina y respeto, cuidemos del entorno que es indispensable y fundamental para la vida de todos.

Recordemos que el tiempo no perdona y que no hay enemigo pequeño.

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Se ha ido uno de los grandes

Por considerar la semblanza que publicó la Universidad de Ibagué sobre la vida del ingeniero Jaime Corredor Arjona, como una de las más expresivas, en CULTURA CIUDADANA hemos determinado sumarnos a dicha exposición.

La Corporación Amigos del Conservatorio del Tolima lamenta su partida porque Jaime fue, mientras su salud así se lo permitió, asiduo asistente a los conciertos de la Sala Alberto Castilla, una pasión por la música que lo llevó a crear y presidir la Fundación Amigos del Conservatorio del Tolima. Pero también dejó una huella importante en proyectos de alto impacto social en la región. Fue co-fundador de la Asociación para el Desarrollo del Tolima (ADT), miembro de la junta directiva de Actuar Tolima, de Promesa y co-fundador del Club Rotario de Ibagué y de la Universidad de Ibagué.

Lo recordaremos como un hombre íntegro, con una gran sensibilidad por lo social, pasión por la música y por el especial afecto con que aconsejó y guio a cientos de jóvenes estudiantes de Ingeniería Civil.

Su huella quedó registrada en la cuidadosa semblanza que escribió Camilo González para la serie: Tolimenses que dejan huella (volumen II) de la Universidad de Ibagué. Adiós a un amigo.

En el ámbito privado fue fundador y gerente de la empresa Corredor Londoño y Ltda. y cofundador, presidente y presidente honorario de la Sociedad Tolimense de Ingenieros.

Jaime fue protagonista principal, a mediados de los años 50 del siglo pasado, de la transformación arquitectónica de Ibagué por los varios edificios, hoy emblemáticos, que construyó. Entre ellos, el de la Beneficencia, Corfitolima, el hotel Ambalá, el Círculo de Ibagué, la torre del Palacio de Justicia, las piscinas olímpicas y el Coliseo de la 42 (en mala hora demolida y aún no reconstruida), entre otras. Su importante paso por la academia quedó consignado en su participación en el Consejo de Fundadores y en el Consejo Superior de la Universidad de Ibagué, así como en la presidencia del Consejo Superior de la Universidad del Tolima.

Veinte años atrás creó el programa de Ingeniería Civil en la Universidad de Ibagué y lo dirigió exitosamente hasta el 2008.

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En 400 páginas llenas de historias y suspenso… “EL IMPERIO DEL TERROR” deja al descubierto los trucos y engaños de pastores, brujos, hechiceros, casas de modelaje, médicos inescrupulosos y otros personajes.

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