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Putin compró a Latinoamérica para “reeditar” la URSS

Escribe: Gabriela Moreno*

Valdimir Putin invirtió tiempo y dinero en neutralizar a los posibles detractores de sus ambiciones. Sus mandatos destacan por la ampliación de los mercados externos que impulsó, en especial con aquellos países con los que se había construido una relación geopolítica.

Putin planeó invadir Ucrania sin tener un coro de voces en contra. Con su política exterior enfocada en diversificar sus relaciones con el mundo, contrarrestar el poder de Estados Unidos y crear un orden multipolar liderado por Rusia, logró captar aliados para épocas complejas. Ese día llegó y los cuestionamientos contra él y su proceder son vacilantes. Así lo quería. Así lo concibió.

La disparidad en América Latina y el Caribe para condenar su ofensiva militar es el resultado de sus negocios estratégicos durante dos décadas. Los regímenes izquierdistas de Venezuela, Nicaragua y Cuba están en silencio sepulcral mientras que Argentina, México, Brasil, Ecuador y Bolivia divagan en pronunciamientos tibios. Solo Colombia, Uruguay y Chile son categóricos en su rechazo.

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, considera la incursión armada en Kiev como un ataque al derecho internacional. Su par en Chile, Sebastián Piñera, tuiteó su repudio a la “agresión armada” y desde Bogotá, Iván Duque, habla de una violación a “la soberanía de Ucrania”.

En un tono más moderado frente a Moscú, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo que el país está a favor de la política en lugar de la fuerza. Brasil pidió la suspensión inmediata de “las hostilidades” y el ecuatoriano Guillermo Lasso expresó su disposición a apoyar las decisiones que tome el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Con premeditación Putin sabía que esto pasaría, porque para intentar conservar las zonas de influencia en el espacio post soviético, reconfigurar el orden europeo de seguridad creado después del final de la Guerra Fría y bloquear la ampliación de la Alianza Atlántica hacia el Este, explayó la chequera rusa para recuperar la caída del intercambio comercial después de la desintegración de la Unión Soviética.

El presidente ruso invirtió tiempo y dinero en neutralizar a los posibles detractores de sus ambiciones. Sus mandatos destacan por la ampliación de los mercados externos que impulsó, en especial con aquellos países con los que se había construido una relación geopolítica, mediante una interacción político-diplomática que se multiplicó en su primera presidencia cuando sumó tres giras y sus cancilleres otros nueve viajes.

Su idea era reimplantar el estereotipo de Rusia como “hermano mayor”, capaz de indicar a los pueblos latinoamericanos la vía hacia un futuro luminoso que imperó en los tiempos soviéticos, aseguró un reportaje de la revista Nueva Sociedad.

Lo logró. Rusia ocupa el segundo lugar como exportador de armamento del mundo después de Estados Unidos. En América Latina ocupa el tercer lugar, después de EEUU y Francia. También desempeñan un papel cada vez más relevante ante otros exportadores europeos, como Suecia y España.

Cifras redondas

Según los datos del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés), los gastos militares en la región rondan 48.100 millones de dólares desde 2008 y representan 50% más que hace una década. La cifra se mantiene vigente.

Desde 2000 hasta hoy, Rusia ha firmado unos 200 acuerdos de cooperación con países latinoamericanos y caribeños en diferentes temas. Entre ellos se incluye al técnico-militar. En ese rubro figuran Brasil (2004), Perú (2004), Argentina (2004), Chile (2004), Venezuela (2009) y Bolivia (2009). En cuanto a Cuba, mantiene el suministro de piezas de repuesto para el Ejército cubano equipado con armamento soviético. Ahora, que Brasil sea el primer socio de Rusia en América Latina habla de la proximidad o coincidencia que tejieron los gobiernos izquierdistas de Luiz Inácio Lula Da Silva y Dilma Rousseff, quienes llevaron las relaciones bilaterales a “colaboración estratégica”.

De hecho, desde 2005, Brasil y Rusia –junto con la India y China– participan en las consultas ministeriales del “cuarteto”. Con la institucionalización del grupo BRIC en 2009 y la decisión de realizar una cumbre anual, este mecanismo fortaleció el vínculo.

Una transición

Con todos estos negocios, Putin pasó “de una política cooperativa a una agresiva”. Venezuela figura como uno de sus compradores importantes de armamento, helicópteros y aviones de combate. Entre 2009 y 2013, el país sudamericano fue el quinto mayor destino de armas rusas y sus negocios rondan los 6200 millones de dólares.

Sin embargo, los mayores socios comerciales de Rusia en la región no son los aliados tradicionales socios como Cuba y Nicaragua sino Brasil, México y Argentina.

En el caso de Argentina, Putin tiene acuerdos sanitarios vigentes por la vacuna Sputnik V, hasta inversiones petroleras en Vaca Muerta, la venta de granos, el suministro de trenes, importación de gas, proyectos de energía nuclear y compra de industria metalúrgica pesada.

El presidente Alberto Fernández describe la relación como una “hermandad”. Lo es. Según datos oficiales de la Cámara de Comercio Argentino-Rusa, en el primer semestre de 2020 Argentina exportó a Moscú por 347 millones de dólares pero ambos quieren elevar la cifra a la época de Cristina Kirchner, cuando la balanza comercial global era de unos 1800 millones de dólares.

En la misma situación México tiene números similares a Argentina que comprometen a la administración de Andrés Manuel López Obrador. Solo en el primer semestre del año pasado, el comercio bilateral que incluye automóviles de turismo, teléfonos, cerveza de malta, azúcar; residuos y desechos de cobre y aleados alcanzó 2594 millones de dólares, siendo las exportaciones rusas de 1824 millones de dólares.

De ahí, la calidez de Ebrard en medio del conflicto. Además, Rusia es el primer inversionista en tierra azteca entre los países de Europa Central y Oriental. En una década, la Inversión Extranjera Directa (IED) acumulada de Rusia en México ascendió a 132.000 millones de dólares con 108 empresas registradas. La mayoría en minería (91.4% del total) y en servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas (7.5 %),

Putín maneja este juego comercial. Días antes de Rusia bombardear a Ucrania, el Kremlin celebró la feria anual agroalimentaria internacional Prodexpo en Moscú. Más de 2000 empresas de 54 países participaron de la actividad, entre ellas, ‘Machu Picchu Foods’, el exportador número uno de cacao en Perú, que ya está familiarizado con el mercado ruso y lo considera prometedor. Esa simpatía, el presidente izquierdista, Pedro Castillo, no quiere perjudicarla. Con una gestión endeble y cuestionada solo alcanzó a decir que “los conflictos deben desarrollarse en el marco diplomático”.

Castillo se cuida de una nueva crisis en un contexto internacional agitado y cuida el aumento de 49,5% de los negocios con Putin el que el año pasado facturaron 612 millones de dólares.

Sin eco, Bolsonaro está en las mismas. Incluso, fustigó a su vicepresidente, Hamilton Mourão, por condenar la invasión rusa y señalar que sanciones económicas podrían no ser suficientes y Occidente tendría que usar la fuerza en Europa del este de ser necesario.

La visita de Moscú en la previa del ataque buscó –aunque no lo diga– garantizar el “máximo histórico” de las transacciones con Rusia que aumentó un 81% el año pasado alcanzando los 6400 millones de dólares.

A Cuba le toca callar. Putin le perdonó al castrismo el 90% de la deuda que mantenía con la Unión Soviética de 35.000 millones de dólares y a cambio su contraparte, Raúl Castro, prometió que los 3.500 millones restantes serían invertidos en la isla en proyectos conjuntos.

En 2019, Putin prometió al sucesor, Miguel Díaz-Canel, una visita a Cuba, pero desde entonces las relaciones entre ambos países se han enfriado por el incumplimiento de los pagos de la deuda externa, lo que ha paralizado buena parte del comercio entre estas naciones.

Chile sale de la línea. Dejó a un lado que durante 2021, el intercambio comercial con Rusia totalizó 821 millones de dólares y le pidió a Putin que retire sus tropas, una solicitud a la que todavía le falta un eco más contundente.

* Gabriela Moreno, Periodista venezolana residenciada en Chile. Egresada de la Universidad del Zulia. Experiencia como editora y productora de contenidos para medios impresos y digitales con énfasis en las fuentes de política e internacional.

T. dr PanAm Post

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