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UT: Cuatro años después (II) – Democracia

Escribe: Carlos Arturo Gamboa B.*

Para construir democracia en la universidad pública no es suficiente con trasladar, sin más, modelos de gobernanza del entorno, debido a que la academia es una institución cuyos fines y principios deben ser conservados, incluso por encima de sus formas de gobierno.

Debido a que no se realizaron los análisis de impacto a profundidad el modelo de elección de decanos, en la Universidad del Tolima, terminó siendo una copia aberrante de los desaciertos electorales que agobian la región y el país.

Durante uno de los periodos de gobierno del exrector Ramón Rivera Bulla, se pasó de la designación directa de los decanos (la cual se hacía por discrecionalidad del rector), a un modelo de consulta a los miembros de la comunidad: estudiantes, egresado y docentes. La tesis fundante de tal decisión consistía en que, al darle autonomía a la comunidad para elegir sus decanos, se aumentaba la democracia, se extendía la participación y ello contribuiría al fortalecimiento de la academia.

Este proceso también fue acompañado de una relativa autonomía presupuestal del gasto, lo que le permitiría a los decanos tener un plan de trabajo debidamente financiado; de nuevo pensando en consolidar las unidades académicas, potenciar la producción científica y generar mayores espacios de participación en la toma de las decisiones respecto a la inversión de los recursos públicos.

Como se puede observar, el modelo en sí mismo se proyectaba benéfico. ¿Por qué colapsó? Sabemos que a finales del 2015, la Universidad del Tolima se encontraba en un caos de gobernabilidad no vista en años recientes. Algunos decanos armaron toldo aparte y se declararon en franca oposición al entonces rector Herman Muñoz, otros se dedicaron a fortalecer sus fortines burocráticos y se desligaron del Plan de Desarrollo de la UT y el norte se perdió en la inoperancia, el descontrol del gasto y el aumento de puestos de trabajo, muchos de ellos innecesarios.

No pocas veces encontramos que las Unidades Académicas terminaban gastando el dinero en fiestas y agasajos de fin de año, en compras con sobrecostos, además del ya mencionado crecimiento de la nómina paralela. Esto obviamente aportó grandes impactos a la crisis financiera que por entonces la Asociación Sindical de Profesores Universitarios denunciaba y sobre la cual muchos decían, entre ellos el staff de gobierno de turno, era solo terrorismo financiero para evitar la relección de Herman Muñoz.

Relegido el profesor Herman en el año 2015, la crisis financiera salió a flote. Un mes después de posesionarse le fue imposible seguir ocultando el hueco fiscal que ya arrastraba la UT y que se calculaba, entonces, por el orden de los 18 mil millones.

Sin gobernabilidad, con la mayoría de decanos actuando como islas, cada cual con su propio rubro de gastos, lo peor estaba por venir. El modelo democrático había encarnado el desgobierno. Muchos de los decanos habían sido elegidos con estrategias propias de los peores varones electorales del país, no se avergonzaron en nada poniendo vallas, pancartas llenas de promesas superfluas, trasteando egresados, generando prebendas como cátedras a cambio de apoyos en las urnas y demás triquiñuelas propias de los vicios de la corrupción electoral.

Un caso ejemplar de este descaro ocurrió en la Facultad de Educación, en la cual el candidato y futuro decano programó un diplomado gratis para los egresados, justo el día de las elecciones.

Todo se intentaba disfrazar de actividades académicas. Fue así como el whisky, el arroz chino, las chivas fiesteras y las prebendas hicieron agua el ejercicio electoral, sumiendo la UT en un desgobierno sin antecedentes en este siglo.

La fórmula ideada durante el extenso periodo del rector Rivera Bulla, terminó por convertirse en puñal que hería la democracia universitaria, porque la democracia no es solo participación en las urnas de los actores, es también formación política, construcción ética y consolidación de los mecanismos de control y autocontrol.

Hoy, cuando de nuevo reclamamos democracia universitaria, no debemos olvidar estos caminos transitados. Tengo claro que siempre debemos propender porque la participación de los actores sea real, pero en la vida cotidiana muchos sectores solo buscan el beneficio propio y no el del proyecto de universidad pública.

La real democracia universitaria es aquella que conserva y potencia el modelo de educación pública, que cuida el patrimonio y que no pone la institución en función de un solo marco ideológico. La democracia debe ser pluriparticipativa. Cuando un solo sector tiene la verdad, siempre se anida un error. Esto aplica para quienes gobiernan o para quienes ejercen la oposición.

Por eso hoy el reto consiste en elaborar un marco participativo, desde los Estatutos y desde la vida cotidiana, que permita la reciprocidad de la comunidad, pero que conserve la Institucionalidad, es decir, que cumplamos la misión de ser Universidad Pública en función de lo público, que en este caso es la formación superior, la crítica y autónoma.

El autocontrol, la veeduría y la vigilancia de este proyecto, deben estar por encima de los intereses de partidos, grupos de interés o corrientes ideológicas. Las formas de gobierno no son perennes y en cada nuevo momento la Universidad del Tolima debe enfrentar paradigmas alternativos. Vale la pena revisar cómo estos últimos años han operado las formas de gobierno de la UT, sus aciertos y sus falencias, ello se convierte en insumo para trazar camino que tenemos que debemos recorrer.

Repensar la Universidad significa estar revalidando los mecanismos de participación y las formas de gobierno. No hay fórmulas inamovibles para ello, así algunos insistan en tener la “única verdad” en sus alforjas. El totalitarismo ideológico es el principal enemigo de la democracia universitaria.

Posdata: Vale la pena cerrar este texto haciendo referencia a un trabajo titulado “El profesorado y la democracia universitaria”, escrito a varias manos, que reflexiona y ponen en debate la democracia universitaria. El debate sigue abierto.

* Docente Universidad del Tolima

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